lunes, 1 de octubre de 2007

Americana llegó a México


Corría el viento, caían las hojas, se mojaba la madera. El camino era otro, el tiempo lo decía, quizás no con singular temperatura pero sí con una sensación de la que valía, por tan sólo este día hacerle caso y dejarlo entrar a nuestro cuerpo.

Los idas no reflejaban la dicha compartida de admirar la naturaleza viva dentro de nuestros alrededores, no podíamos decirle que no a aquel vaivén de la mecedora de madera que rechinaba una y otra vez queriendo trasmitir algo. Hubiera sido igual el tratar de impedirle mediante un polin pequeño la andanza con la que rechinaba y rechinaba con tal de llamar la atención, ¡increíble!

No era necesario darle tantas vueltas al asunto, con tal de admitir que las cosas tenían que suceder y lo sucedido tenía que aparecer. Podía crearlo de nuevo y no saber si saldría igual que como lo hice en un tiempo. Aquel tiempo en el que todo se entrelazaba con la naturaleza, hacerla de lado sería tanto como traicionarla en la hora buena.

Tendré que emprender el camino …..Aquel que en un momento me estiró la esperanza para darme otra oportunidad venidera, para maquilar aquella idea vieja de hacerme el oportuno y lograr que todo el mundo me escuchara. Mientras caminaba mi cuerpo de ida y venida no podía aún entender para qué lo hacía, sería tanto como adelantar otra oportunidad.

Lloro, lo hago (por que) no existe remedio para consolarme. Han sido tantos y tantos años sin poder liberar aquel sentimiento que me hace presa de fabricar, con ayuda del viento, notas que vuelen y viajen hasta llegar a alguna persona que imagine un mundo a partir de ellas. Así, como el tiempo que me vio nacer, debo y tengo que volver a encaminarme a lo que le dio vida a esa silla que rechina, a ese viento que corre, a ese vaso de agua que bebo para enjuagar mis palabras y luego tirarlas hacia la duela que hay en mi sala.

Americana………..Americana……..era lo que decía y decía mi guitarra cuando la afinaba, no se sabía otra palabra o, ¿acaso era yo? Era yo el que no podía pensar en otra cosa que en Americana, ¡demonios!, mi cerebro está conectado de manera casi inmediata con mis dedos haciéndolos tocar una y otra vez Americana . ¡Basta! Era demasiado para darle una oportunidad a mi amiga de las 6 cuerdas.

De pronto sonó el teléfono, Era Elyza, conversamos:
Elyza-pregunté
Hola Terri, como estas?
Tartamudeo un poco, solo un poco para que no se dé cuenta de que se me podría escapar
¿Que tienes Terri? –preguntó Eliza
Nada –contesto molesto
¿Sabes? Dice
He estado pensando en tomar de nuevo mi guitarra para hacerla sonar.
Seguí mudo
Terri-preguntó Eliza
Sí, aquí sigo
Como te decía he pensado tomar la guitararra una vez más

No pude más, mi sentimiento me decía que tendía que hacerlo .

Antes de que le colgara, me dijo:
Terri, estoy pensando en componer una canción que hable de algo nuevo, referente a la música.

Conteste –bien
Y ¿cual sería el nombre?

Sing a new song , al estilo Americano, por supuesto.

¡Colgué! No soporté más

Tomé mi guitarra y le advertí que sería el último viaje a emprender, pues ya estaba cansado de componer y componer sin que mi música tuviera eco. En eso me senté en aquella silla que me llamaba con el rechinar de su movimiento circular, le platiqué al viento que no había otra opción más que ocupar parte de lo que ofrecía, al mirar a un costado, vi aquel vaso preferido con un poco de agua, lo tomé y enguajé mis palabras antes de arrojarlas al piso .

Así lo hice, comencé a tocar mi guitarra, a dejar fluir el sentimiento que tenía guardado y no dejar escapar nada que no valiera la pena escribir.
Toqué y toqué hasta que mis dedos no hubieran podido ser reconocidos después, pues las yemas ya no ofrecían personalidad alguna. Me quedé dormido, no pude más .El ruido de aquel muchacho al tirar el periódico en mis pies me había hecho despertar .

En él venía una nota que decía “ Terri, sing a new song” Pareciera que Eliza no había entendido. En fin, le llamé y nos reunimos, me platicaba de un proyecto bastante interesante, reunir a varios amigos para tocar canciones y vendérselas a un sello discográfico llamado Putumayo.

¿Putumayo? Pregunté.

Eliza contestó- sí Terri, Putumayo

Comencé a llorar, era la oportunidad que esperaba, el saber que alguna otra persona en el mundo escucharía mi canción en la mañana o a cualquier hora en la que tuviera la disposición de hacerlo.

Enaltecer la música de mi pueblo, era la mejor manera de contarle al mundo lo que a nuestro alrededor pasaba . Si alguien no conocía el country, era el momento de hacerlo, aunque no tendría que ofrecer el clásico country, tendría que pensar cómo hacerlo más atractivo. Pasé casi 2 horas tratando de pensar cómo debía ser, meciéndome en mi silla, tomando agua del vaso de madera y esperando el momento oportuno para que el viento me diera la clave. En un momento inoportuno pero inusitado, al colocarme uno de mis tirante de mi amado peto, dejé caer la guitarra por error y el vaso se atoró en una pata de la mecedora, en lo que traté de levantar mi guitarra, ésta se ahogó en un sonido extraño, mientras que el vaso seguía golpeándose entre el suelo y la pata de la silla, lo escuché con atención y lo intenté de nuevo. ¡Excelente! Eso era lo que iba a venderles a los productores de Putumayo, un country alternativo.
Trabajé y trabajé en aquel ritmo que me haría componer una melodía que no tendría igual, intentando dar algún mensaje, me adentré pensando que podía hacer que un pueblo siguiera tan unido como hasta ahora. No lo había pensado antes, lo que nos unía era la amistad, ¡claro!

Empecé a componer “prayer for mi friends” oración para mis amigos, por aquellos que en alguna vez se despidieron de mí a lo lejos cuando emprendían un viaje hacia otro lugar en el cual empezarían una nueva vida. Eso era para todos ellos y los que seguían conmigo.Qué difícil es aceptar eso que llega intempestivamente y hace que le demos una oportunidad a lo irrelevante para posteriormente alienarlo a un estilo de vida.

1 comentario:

Pituchis dijo...

El escrito está bien chido Francisco, en realidad ya sabes qué es lo que necesitas para que sea excelente (Aprender ortografía)
Confío en que hagas concienciay si no por lo menos estaré de aquí a diciembre fregándote para que mejores en eso.